jueves, 16 de junio de 2016

Mi última nota.



Nunca le dejes. El nunca te dejó a ti.


Ya era la hora. Estaba muy nerviosa, demasiado diría yo. No podía morderme las uñas ya que no me lo permitía la última capa de brillo que le dieron a mi manicura. Tampoco es que yo tuviese esa costumbre.
me observé en el espejo. un último vistazo antes de salir al escenario. ya comenzaba a escuchar silbidos  aplausos y lo que es peor... escuchar al director decir mi nombre ante el micrófono.
salí y me senté; no escuchaba nada, absolutamente nada. cerré los ojos y comencé a tocar. al inicio de la melodía se comenzaba a abrir el telón. Nerviosa. Ya era tarde. Ya solo podía seguir con los ojos cerrados hasta finalizar mi actuación. Aquellas notas, esa melodía... tantos años y aún, como muchos de mis espectadores, me era increíble el hecho de saber el cómo me era posible tocar de esa manera. como expresar mi rabia, mi paz, mi tranquilidad... incluso mis sentimientos más profundos a través del piano.
Lágrima tras lágrima caen por mi mejilla, resbalando por mi cuello y cayendo en las teclas.
Estaba apenada. Sabía que esta sería mi última melodía. Ya no quedaba tiempo, por no decir nada. Poco a poco una presión profunda fue invadiendo mi cuerpo. Dejándome acabar mis últimas notas. Siento mi cuerpo caer, lo último que escucho son los aplausos. y lo último que ven mis ojos son los colores de los focos ocultándose tras el cierre del telón.

      Y ahí llegó mi vida a su fin. En un fa#

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